INVISIBLE - PAUL AUSTER

Elegimos esta lectura gracias a...

que a finales de este año 2017 nuestros horarios resultaron tan terribles que durante los últimos meses no hemos tenido prácticamente tiempo ni para descansar.

No contar con tiempo para leer con calma en este período nos hizo buscar alternativas adaptadas a las circunstancias del momento.

A partir del descubrimiento de que teníamos acceso, a través de aplicaciones de teléfono móvil, a los audiolibros, el siguiente paso ya era, tan sólo, elegir una de dichas apps y qué autor/obra escuchar.

Entre los autores ofertados encontramos a Paul Auster, escritor que conocemos a través de sus obras Mr. Vértigo (1994) y La noche del oráculo (2004), mientras permanece aguardando ahora sobre nuestro escritorio su 4 3 2 1 (2017), que aterrizó en casa con motivo del Día de Reyes.


Sobre el formato

Como confesamos en el párrafo anterior, somos unos recién llegados al formato de los audiolibros y resulta bastante interesante la experiencia.

Por una parte, de repente, todo cambiaba, empezando en que ahora éramos tres en la lectura: ese desconocido de correcta dicción y entonación monótona que nos acompañaba era nuevo para nosotros.

Por otra, sus pausas no son como hubiesen sido nuestras pausas y, en ocasiones, necesitábamos detener la grabación para asimilar el fragmento que acabábamos de escuchar, comentarlo y respirarlo, mientras que, en otros momentos, debíamos retroceder un poco para recuperar información que, si hubiese sido en un formato físico, hubiese resultado más rápida de encontrar.

Finalmente, el cansancio nos vencía y en más de una ocasión terminábamos quedando dormidos durante la escucha, soñando, incluso, con la narración, y se multiplicaron por tres las horas previstas por la aplicación para completar la novela.

Aunque la experiencia pueda parecer poco reconfortante, la repetiremos, y reconocemos que el tiempo empleado nos permitió acostumbrarnos al formato que cambiaba nuestro rol al poder dedicarnos ambos a escuchar y conocernos en nuestras propias reacciones ante otra manera de acceder a la literatura.


Sobre la estructura narrativa

Esta novela resulta un maravilloso laberinto formal donde el tiempo, el espacio y las personas narrativas nos  enfrentan al conflicto entre cuánto hay de verdad y cuánto, de fantasía, en la narración interior que nos hacemos cada uno de nosotros sobre nuestra propia vida, dejando una estela de duda ante la bondad de nuestro propio discurso - lugar que nos construye y destruye -, la corrección de nuestras decisiones, las certezas de la memoria y la línea que separa la honestidad de la inmoralidad y la amoralidad.

Su juego formal resulta, como ya esperamos siempre al asomarnos a Paul Auster, más emocionante y asombroso que la historia en sí, aunque nos negamos a pensar que las experiencias narradas - donde juega con la impresión de estar hablando de sí mismo, por las fechas y lugares donde transcurre la acción - sean un mero pretexto para realizar este magistral ejercicio de técnica.

La verdad es tan frágil y la memoria, tan selectiva e inventiva, que esa verdad se convierte en el dado que emplea Auster para movernos entre las casillas de este juego de figuras narrativas.

En esta lección magistral de metaliteratura que produce un enorme placer estético formal, al llegar a la segunda parte de la novela, Auster cambia a la segunda persona y nos descubre que estábamos ya dentro del bucle, que los hechos no eran narrados en el momento de producirse sino que leíamos - curiosamente esta vez nos leían - una narración a su vez ya leída, retocada y corregida por el propio protagonista y por otro personaje. A partir de ahí...

Sobre el título

Discutimos mucho sobre el significado del título: ¿por qué Invisible? ¿qué es lo Invisible? ¿qué otra vuelta de tuerca nos propone Auster?

Leímos comentarios y críticas del libro para intentar ver distintas opciones y nos planteamos diversas interpretaciones:

  • el propio autor, quien más que invisible parece esconderse tras algunos datos; 
  • la identidad del protagonista a partir de los acontecimientos que acabaron marcando su vida;
  • la verdad, que por más que se narre no puede conocerse;
  • Born, que parece un espectro que todo lo enturbia y nunca sabremos quién es;
  • la trampa que se esconde tras la apariencia de un golpe de suerte;
  • la motivación profunda de nuestras elecciones, como, por ejemplo, la elección de esposa;
  • las intenciones que esconden los actos;
  • la duda que extiende entre cada elemento narrativo;
  • el peligro que se esconde tras la apariencia de oportunidad;
  • la ambivalencia moral de las gentes de bien,
  • el propio laberinto en el que está sumergida la historia y cada uno de nosotros;
  • las razones para decir al final de la vida lo que se ha callado siempre;
  • la consecuencia de una decisión, que no se ve a tiempo... 
  • para terminar creyendo que el título es, tal vez, casi una cita a Saint-Exupéry: lo invisible es lo esencial.


Sobre la historia

Auster escribe, a través de la corrección que un escritor realiza al relato sobre sí mismo de un personaje, la historia de la vida del protagonista a partir del instante que la marcará para siempre. Un instante en el que un joven cree estar aprovechando un golpe de suerte que, en realidad, le lleva a meterse en un mundo que le viene demasiado grande.

¿Sabemos quienes somos realmente? ¿Podríamos definirnos de alguna manera según las etiquetas y arquetipos que suelen emplearse para calificar a las personas? ¿Es que acaso tenemos capacidad para tener una visión completa de nosotros mismos? Vivimos escondidos y ofuscados por las frustraciones, errores y deseos inalcanzables, necesitando justificar nuestros actos pero, también, confesarnos.

Nos preguntamos por qué narra toda esta historia el protagonista: como auto-afirmación; para redimirse; para vivir una fantasía o para salir dando un portazo. No sabemos si se siente culpable o tan sólo desgraciado, si está en paz consigo mismo o no desea estarlo...

La historia y la manera de contarla nos lleva a preguntarnos si conocemos realmente con quién convivimos a diario, si podríamos asegurar que todos los seres humanos con quienes nos cruzamos no callan nada que pudiera parecernos sospechoso o reprobable, o de qué manera nos mirarían si nos  conociesen íntimamente, a través de sus convicciones.

Pero no solamente importan las decisiones y los actos, sino las intenciones, que pueden ser muy distintas a las apariencias, especialmente cuando se nos presentan como oportunidades tentadoras.

Tras reflexionar cabe cuestionarnos quién o quiénes somos cada uno de nosotros a partir de nuestro comportamiento, elecciones y decisiones, nacidos de nuestros ya inventados recuerdos y cristalizados en un ser que nadie ve.



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