Mejor la ausencia - Edurne Portela
Elegimos esta lectura gracias a...
que un día, ya no sabemos si al ir o al regresar a casa desde el trabajo, escuchamos en la radio un programa, del que tampoco recordamos ni el nombre ni la fecha de emisión, donde entrevistaban a una autora desconocida aún para nosotros, quien, con su lenguaje cercano y sencillo, nos convenció de que sería un error dejar pasar el dato del libro del que hablaba: Mejor la ausencia (2017) de Edurne Portela, editado en Barcelona, por Galaxia Gutemberg.
Anotamos en un mensaje de WhatsApp el título y la autora, para no perder dichos datos, y aún pasó cierto tiempo hasta que tomamos la determinación de sentarnos frente al ordenador para buscarlo on line con ocasión de uno de los obsequios literarios que nos dedicamos, de vez en cuando, sea cual sea la excusa.
Por ese entonces estábamos sumidos completamente en Invisible (2011) de Paul Auster, en traducción de Benito Gómez Ibáñez, edición de Anagrama; pero se acercaba Nochebuena y nos pareció una ocasión perfecta para comprarlo.
Llegó por mensajero, junto a un par más de libros que nombraremos tras su lectura, a tiempo para ser envuelto como regalo y colocado a los pies del Árbol de Navidad, pero la enfermedad de un familiar nos impidió empezar a leerlo antes de mediados de enero.
Al finalizarlo fue tal la conmoción que, a pesar de ser lectores asiduos, por primera vez pensamos que necesitábamos escribir sobre aquello que leemos y el impacto que produce en nosotros.
Al finalizarlo fue tal la conmoción que, a pesar de ser lectores asiduos, por primera vez pensamos que necesitábamos escribir sobre aquello que leemos y el impacto que produce en nosotros.
Sobre el formato
El tamaño del libro es acogedor ya que puede sostenerse fácilmente con una mano. Nuestro libro lleva una faja informativa y nos sorprende y alegra comprobar que, aunque lo compramos el mismo año de su presentación, ya va por la segunda edición.
La camisa del libro, en blanco y rojo, con una fotografía en tonos negro y beige de un muñeco desmadejado y atravesado por el título del libro, sirve de metáfora de la infancia que marca la vida de la protagonista de la historia y cobra todo el sentido al finalizar la lectura.
La letra es grande y está dividido en dos partes:
La letra es grande y está dividido en dos partes:
PARTE I (1979 - 1992), de 172 páginas, organizada de forma cronológica.
PARTE II. El regreso (2009), de 53 páginas, extensa coda final.
Sobre la estructura narrativa
Esta novela, descontando la primera página, que parece una prolepsis y le da un leve toque de complejidad al relato al romper su plano temporal, en realidad sigue un orden cronológico lineal, para devolvernos de manera abrupta, casi inesperada y de golpe, a esa primera página, al llegar al final de la obra y comprobar que era el punto culminante.
Reflexionando sobre la presentación de la historia llegamos a la conclusión de que el hilo narrativo empieza realmente en la Parte II, y es, tras el evento descrito en sus últimas líneas, que se produce, a modo de recuerdo cronológico, la Parte I.
Sobre el título
A pesar de la necesidad de afecto, la dificultad de las relaciones humanas nos plantea que, tal vez, lo mejor sea la ausencia.
Sobre la historia
En la entrevista que comentábamos al inicio de esta entrada, Edurne Portela indicaba que aún no estamos preparados completamente para hablar de lo que ha significado, en la vida cotidiana de Euskadi, el terrorismo.
Como lectores no sabíamos qué y cómo nos iba a presentar esta situación y la incógnita nos llevó a la sorpresa de descubrir que toda la acción estaba centrada en las situaciones vividas por una familia, desde la perspectiva de la hija pequeña.
Nos parece un enorme acierto este planteamiento ya que la mayoría de nosotros hemos convivido con el terrorismo, durante décadas, desde nuestras propias casas y lo que ocurría era siempre fuera de nuestro hogar. Presentada así, la historia va encajando en las anécdotas, recuerdos y vivencias propias de los lectores y, cuando vas a darte cuenta, sientes que está contando fragmentos de tu propia vida.
El lenguaje empleado es duro y dibuja las conflictivas relaciones que se van sucediendo entre los personajes, en una narración que, a pesar de seguir un orden cronológico en la primera parte, no es lineal, dado que la visión de la protagonista no puede ser completa más que a través del transcurso de los años y la información que, con el tiempo, vaya aportando las piezas necesarias para recoger los distintos pedazos, incluso de la propia vida, y ensamblarlos.
Narrado así, este libro resulta demoledor y, en algunos momentos, de los que destacamos las once líneas centrales de la página 225, la autora muestra capacidad de cambios de ritmo sutiles que imprimen una emoción veraz y profunda a la narración.
Necesitamos leer la siguiente novela de esta autora para entender cuánto hay de maestría y cuánto de talento en este libro y, desde luego, buscaremos en breve su ensayo El eco de los disparos.
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